LA INTELIGENCIA EMOCIONAL EN LA ESCUELA (consejos)
Si nos detenemos en el tipo de educación
implantada hace unos años, podremos observar cómo los
profesores preferían a los niños conformistas, que conseguían
buenas notas y exigían poco ( de esta forma se estaba valorando
más a los aprendices receptivos y los discípulos más
que a los aprendices activos).
De este modo, no era raro encontrarse con la profecía
autocumplida en casos en los que el profesor espera que el
alumno saque buenas notas y éste las consigue, quizá no
tanto por el mérito del alumno en sí sino como por el trato
que el profesor le da.
También se encontraban casos de desesperanza aprendida,
producida por el modo en que los profesores respondían a los
fracasos de sus alumnos.
Pero hemos evolucionado, y para seguir haciéndolo tendremos
que asumir que la escuela es uno de los medios más
importantes a través del cual el niño “aprenderá”
y se verá influenciado (influenciando en todos los factores que
conforman su personalidad).
Por tanto, en la escuela se debe plantear enseñar a los
alumnos a ser emocionalmente más inteligentes, dotándoles de
estrategias y habilidades emocionales básicas que les
protejan de los factores de riesgo o, al menos, que palien
sus efectos negativos.
Goleman, 1995, ha llamado a esta educación de las emociones alfabetización emocional
(también, escolarización emocional), y según él, lo que se
pretende con ésta es enseñar a los alumnos a modular su
emocionalidad desarrollando su Inteligencia Emocional.
Los objetivos que se persiguen con la implantación
de la Inteligencia Emocional en la escuela, serían los
siguientes:
- Detectar casos de pobre desempeño en el área emocional.
- Conocer cuáles son las emociones y reconocerlas en los demás
- Clasificarlas: sentimientos, estados de ánimo...
- Modular y gestionar la emocionalidad.
- Desarrollar la tolerancia a las frustraciones diarias.
- prevenir el consumo de drogas y otras conductas de riesgo.
- Desarrollar la resiliencia
- Adoptar una actitud positiva ante la vida.
- Prevenir conflictos interpersonales
- Mejorar la calidad de vida escolar.
Para conseguir esto se hace necesaria la figura
de un nuevo tutor (con un perfil distinto al que estamos
acostumbrados a ver normalmente) que aborde el proceso de
manera eficaz para sí y para sus alumnos. Para ello es
necesario que él mismo se convierta en modelo de equilibrio
de afrontamiento emocional, de habilidades empáticas y de
resolución serena, reflexiva y justa de los conflictos interpersonales,
como fuente de aprendizaje vicario para sus alumnos.
Este nuevo tutor debe saber transmitir modelos de
afrontamiento emocional adecuados a las diferentes
interacciones que los alumnos tienen entre sí (siendo fruto
de modelos de imitación, por aprendizaje vicario, para los
niños). Por tanto, no buscamos sólo a un profesor que tenga
unos conocimientos óptimos de la materia a impartir, sino
que además sea capaz de transmitir una serie de valores a
sus alumnos, desarrollando una nueva competencia profesional.
Estas son algunas de las funciones que tendrá que desarrollar
el nuevo tutor:
- Percepción de necesidades, motivaciones, intereses y objetivos de los alumnos.
- La ayuda a los alumnos a establecerse objetivos personales.
- La facilitación de los procesos de toma de decisiones y responsabilidad personal.
- La orientación personal al alumno.
- El establecimiento de un clima emocional positivo, ofreciendo apoyo personal y social para aumentar la autoconfianza de los alumnos.
La escolarización de las emociones se llevara a
cabo analizando las situaciones conflictivas y problemas
cotidianos que acontecen en el contexto escolar que generan
tensión (como marco de referencia para el profesor, y en
base a las cuales poder trabajar las distintas competencias
de la inteligencia emocional.
Por último, vamos a puntualizar que para que se produzca un elevado rendimiento escolar, el niño debe contar con 7 factores importantes:
- Confianza en sí mismo y en sus capacidades
- Curiosidad por descubrir
- Intencionalidad, ligado a la sensación de sentirse capaz y eficaz.
- Autocontrol
- Relación con el grupo de iguales
- Capacidad de comunicar
- Cooperar con los demás
Y para que el niño se valga de estas capacidades una vez se
escolarice, no hay que poner en duda que dependerá mucho del
cuidado que haya recibido por sus padres.
De este modo, debemos resaltar que para una educación
emocionalmente inteligente, lo primero será que los padres
de los futuros alumnos proporcionen ese ejemplo de
Inteligencia Emocional a sus niños, para que una vez que
éstos comiencen su educación reglada, ya estén provistos de
un amplio repertorio de esas capacidades emocionalmente
inteligentes.
BIBLIOGRAFÍA
- Elias, M.J., Tobias, S.E., y Friedlander, B.S. (2000). Educar con Inteligencia Emocional. Barcelona: Plaza & Janes.
- Goleman, D. (1996). Inteligencia Emocional. Barcelona: Kairós.
- Hoffman, L., Paris, S. Y Hall, E. (1995). Psicología del desarrollo hoy. Madrid: Mac Graw-Hill
- Vallés, A. y Vallés, C. (2003). Psicopedagogía de la Inteligencia Emocional. Valencia: Promolibro.
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